viernes, 12 de octubre de 2012

La historia de la hermosa Ciudad Costera de Piriapolis

Piriápolis y Francisco Piria, dos historias inseparables.

Francisco Piria nace en Montevideo el 21 de agosto de 1847. Muy pequeño, fue llevado a Italia por un tìo paterno, monje jesuita que se encargó de su educación y le dio conocimientos histórico-mitológicos-filosóficos, que sin lugar a dudas posteriormente influenciarían a lo largo de su vida.

Ya de vuelta en Uruguay y a los 16 años se enrola como voluntario en un cuartel , en lo que fuera su único empleo que se le conociera, pues posteriormente ya comienza a dar sus primeros pasos como “hombre de negocios” en un pequeño establecimiento que fundara en el Mercado Viejo de Montevideo, el cual mantuvo hasta el año 1875.


Por esos años comienza a dedicarse a la venta de solares en cuotas en Montevideo, actividad en la cual forja gran parte de su fortuna y a través de la que se hiciera responsable de gran parte de la actual fisonomía de la ciudad fundando setenta barrios en Montevideo y otros tantos en el interior del país.

Paralelamente con éstas actividades, se dedicó al periodismo y la literatura, siendo creador del diario “La tribuna popular”, diario de la época que se proclamaba liberal y a través del cual dejó constancia de su oposición a gobierno y políticos de la época, al mismo tiempo que escribió sus memorias de viajes tanto de sus viajes a Europa como de sus recorridas por el interior de la República



El primer contacto con la zona
En el año 1890 Piria decide fundar su “Establecimiento Agronómico” el cual, luego de visitas a diferentes zonas del país decide sea instalado en los alrededores del Cerro Pan de Azúcar


En 1889 regresábamos de uno de los tantos viajes al viejo continente, cuando un amigo nos dijo que se estaba proyectando en la costa de Maldonado entre Punta Ballena y Laguna del Diario.- Aprovechando las fiestas de carnaval emprendimos un viaje a Maldonado, Punta del Este y Laguna del Diario, Punta Ballena y Portezuelo.- Cuando visitamos Punta del Este no había allí más que el Faro, unas salinas abandonadas.- En aquel tiempo solo había allí un pequeño boliche en donde preparaba pescado muy rico en escabeche Don Juan Risso. Seguimos rumbo hasta que al otro día llegamos a Pan de Azúcar, pocas horas más tarde visitamos la playa de los que se llama Puerto del Inglés.- (Nota: Hoy conocido como cerro San Antonio). Habíamos recorrido media Europa, visitando la mayor parte de sus balnearios, sus montañas, bosques, valles, sitios veraniegos y recreativos, vistas tantas bellezas los inmensos tesoros y sin embargo aquél rincón encantador nos cautivó.- Ver esa localidad y apasionarnos de ella todo fue uno.- Un mes después se firmaba la escritura de compra” Extracto de una publicación de Montevideo Edilicio (Publicación Mensual de 1918)
 

Es así que con la compra de la fracciòn de campo de 2700 hectáreas (desde el Cerro Pan de Azucar hasta el mar) comienza entonces su emprendimiento agrario en el cual se dedicara al cultivo de tabaco, uva (y en consecuencia vinos y un licor denominado posteriormente cognacquina) y olivares. A fuerza de caballos y bueyes y sin más transportes que caballos y carretas comienza también con la extracción de granitos (obtenidos del mismo Cerro Pan de Azúcar) los cuales cortados y procesados en el lugar eran comercializados en Montevideo y Buenos Aires.

Enviò muestras de tierra a Parìs para su análisis e importó de Italia y Francia cepas, castaño sy olivos. Para el cuidado y desarrollo de esas cepas contratò en Europa a Brenno Benedetti, abuel de Mario Benedetti.- En 1896 la bodega, que aùn se conserva, estaba en planea producción y abastecìa a la ciudad que surgìa, posibilitando ademà la exportaciòn de vinos.

La administraciòn se hacìa en La Central lo que es hoy Quebradas del Castillo. Allì se llevaba la documentación correspondiente y diariamente se distribuìa el personal de las cuadrillas.


Los comienzos del balneario
Como destinatario final y propuesta principal de todo el complejo de actividades productivas aparecía PIRIÁPOLIS "la ciudad balnearia del porvenir" sueño al que Piria dedicaría sus mayores esfuerzos.

El programa de Piriápolis aúna múltiples aspectos que los transforman en uno de los ejemplos de organización territorial más interesantes en el país y un hito ineludible de su historia urbana. Como propuesta de organización territorial privada, trasciende la visión inmediatista del mero fraccionado de tierras, mediante la incorporación de principios urbanísticos en los que se puede rastrear vínculos importantes con las ideas de la vanguardia europea y norteamericana de la época.

Dos aspectos de la misma resultan especialmente destacables. El primero, es el desarrollo de un programa balneario integral "a la europea", para los sectores medios y altos de la sociedad. Dicho programa supone la creación de una efectiva infraestructura turística, "a priori" que realice los valores naturales y cree efectivos elementos de atracción, uso del tiempo libre y desarrollo de la sociabilidad.

El segundo la organización productiva del territorio antes reseñado, que posibilitaba el funcionamiento del área como "unidad autosuficiente" (alimentación, suministro de energía y agua potable, materiales de construcción, etc.) acorde a su relativo aislamiento, fruto de los limitados medios de comunicación de la época.

Poco a poco, con el correr de los años, los hechos materiales fueron confirmando la idea y consolidando el asentamiento humano para hacer de Piriápolis una realidad.

El 17 de agosto de 1897 finalizó la construcción del castillo (Hoy conocido como Castillo de Piria), obra del Ingeniero Aquiles Monzani, que sería residencia particular de Francisco Piria.

En 1904 se inauguró el Gran Hotel Piriápolis. Diseñado por el arquitecto Jones Brown fue alhajado por la mayor suntuosidad conocida en la época: muebles importados de Italia, vajilla de Limoges, cristalería de Murano, alfombras de Esmirna, mantelería de hilo italiano. Allí se hospedaron los primeros turistas llegados a la zona.

En 1912 se iniciaron los remates de los primeros solares del balnearios, realizados por el propio Piria en Piriápolis y por Bullrich en Buenos Aires y posteriormente la venta individual con el sistema de pago a plazo del que había sido precursora la industria en el Río de la Plata.

A esta altura ya existían atractivos turísticos de significativo interés para ofrecer a los compradores. Además del hotel estaban la conocida "trilogía" de fuentes: de la Virgen (imagen de Stella Maris) en la falda del Cerro del Inglés (o San Antonio), de Venus réplica del templo griego, y del Toro en la falda del cerro del mismo nombre, también se había construido el Paseo de la Cascada en la cañada del Puesto Viejo, y se colocaría el templete de San Antonio en la Cumbre del Cerro del Inglés (1913). Estaban en marcha además las obras del puerto y de la rambla que sería inaugurada en 1916.

El ferrocarril llegaba hasta Pan de Azúcar desde 1910 y de allí el tren de Piriápolis transportaba a los pasajeros hasta la playa.

Paralelamente la obra social se iba insinuando a través de algunas concreciones destinadas a la población ya radicada y en particular a la juventud. Con el dinero recibido del Ministerio de Ganadería y Agricultura por la plantación de árboles, Piria construyó la primera escuela pública que en 1911 inició su actividad como Escuela Rural Nro. 37.

Asimismo, destinó un predio de 11 hectáreas en la falda del Cerro del Toro para sede del Campamento Internacional de Jóvenes que desde 1911 se realizaba en el balneario. En 1917 comenzó la construcción de la iglesia, que luego quedaría inconclusa.

Lo que inicialmente fue la idea de construir un anexo para el Hotel Piriápolis, se transformó en la obra principal de la ciudad en expansión. En 1920 se colocó la piedra fundamental del Argentino Hotel que se inauguraría 10 años después. Concebido como una construcción monumental con capacidad para 1.200 personas y equipado con los más modernos elementos para la época el Argentino Hotel constituyó durante décadas por sí solo un atractivo turístico.

Ya en estos años se puede afirmar que Piriápolis estaba marcando rumbos en materia de turismo en el Uruguay. Además del espontáneo desarrollo edilicio (más de 20 hoteles y gran cantidad de residencias particulares), existía una verdadera implementación de servicios turísticos.

Los diversos transportes (autobuses, ferrocarril, vapor) aseguraban un regular acceso hacia y desde Montevideo. La empresa Mihanovich realizaba los fines de semana un servicio directo del vapor "de la carrera" desde Buenos Aires a Piriápolis con escala en Montevideo.

Las décadas del 1930 y 1940, presencian un fuerte impulso edilicio que consolida el fraccionamiento inicial a instancia de una sostenida demanda internacional especialmente argentina y nacional. Hacia finales de aquella década por razones históricas conocidas, las corrientes turísticas internacionales sufrieron una importante disminución retomando y aún superando su volumen y ritmo de crecimiento a partir de los años 50.

No hay comentarios:

Publicar un comentario